¡Cómo ha cambiado todo¡
Me refiero a nuestra urbanización: Can Domènech.
Hasta hace bastante poco, decepcionaba el panorama
desolador que se apreciaba, pleno de profundos hoyos y baches por todos lados,
pilas de tierras y escombros, basuras por doquier, y todos los elementos que
nos deprimían.
Afortunadamente, hubo gente decidida a
terminar con todo esto, y con el apoyo masivo de todos los vecinos, hemos
logrado, no sin algunos contratiempos, que esa deplorable imagen que brindaba
nuestra urbanización, cambiara, y hoy, aquella decepcionante imagen, ha
cambiado totalmente, por lo que ahora hemos salido por fin del aspecto
tercermundista, para dar una imagen que nos enorgullece.
El optimismo nos ha invadido, y nos vemos motivados
a mantener y mejorar esos logros.
Todavía quedan flecos por mejorar, pero a
pesar de la crisis que nos asola, con ánimo y fe, seguiremos intentado
solucionarlos, apoyando a los que se preocupan de que estas iniciativas no se detengan.
Antes era un verdadero riesgo dar un paseo
por la calle, aunque más no fuera, aventurarse a llevar la basura al punto de
recogida, ya que era necesario ir esquivando los hoyos. Y no digo si había
llovido, ya que corríamos el riesgo de recibir una ducha de agua estancada al
paso de los coches.
Eso ha cambiado, a cada rato veo pasar
paseando, tanto parejas, familias o simplemente amigos, y hasta una señora en
su silla de ruedas, cosa impensable anteriormente.
En estos días, después del paso de los
recortadores de hierba, da la impresión de un paisaje parejo y aterciopelado, a
pesar de lo agreste del terreno. Una enorme alfombra negra ocupa el sitio que
antes ocupaban nuestras “bombardeadas” calles.
Me siento orgulloso de estos logros, y me
siento orgulloso de los que con empeño y nuestro apoyo lo hicieron posible, y
animo a todos a seguir en este plan, para pasito a pasito seguir avanzando.
Un abrazo a todos
Rafael Borrell Viñas
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